domingo, 4 de mayo de 2014

Astérix y los Pictos.



Imagino que la mayoría ya lo habréis leído pero yo lo he hecho durante este puente. Hoy ya no es noticia, no existe la misma expectación ni el mismo interés por saber si el equipo elegido para continuar las aventuras de nuestro pequeño galo supera el reto de hacer una historia que no nos haga recordar demasiado a sus insustituibles creadores. Uderzo, aún vivo, y los herederos de Goscinny han realizado una arriesgada pero necesaria apuesta para garantizar la supervivencia de este pequeño universo, que tanto les costó construir y que tan buenos ratos nos ha proporcionado.

La respuesta a la pregunta natural en este caso no se hace esperar. A las pocas páginas de lectura de "Astérix y los Pictos" nos damos cuenta de que, tanto a nivel gráfico como de historia, Jean-Yves Ferri y Didier Conrad consiguen su objetivo. Gags divertidos (tanto en la aldea como fuera de ella), viajes a tierras lejanas, personajes que "homenajean/caricaturizan" a celebridades de la sociedad franco-belga y romanos que apalear a tutiplén son los ingredientes del éxito. Y también ciertas situaciones, como las clásicas discusiones  entre los dos amigos protagonistas, que es bueno que estén presentes como recurso para captar la esencia de los relatos que hicieron grandes a estos personajes y de las cuales es conveniente no abusar para que el lector no acabe llevándose la idea equivocada de que se trata de una copia. 

Aquí pienso que residirá la clave del funcionamiento de la serie. El esfuerzo, que ha sido grande y entiendo que llevado a buen término, debe ser el principio de la  prolongación de un proceso. La tarea no será en modo alguno sencilla pero, de lo que no me cabe la menor duda, es de que el álbum es un digno continuador de las historias de los irreductibles galos y de que, en lo que a mi respecta, acabaré comprando el siguiente.


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