domingo, 23 de junio de 2013

Man of Steel.


Ir al cine a ver  una "superpelícula" es como ir a ver una película normal, pero con capa. Ya sabéis que en los asuntos concernientes a Superman no puedo ser muy objetivo, así que vaya por delante que a mí me ha gustado.

¿Más o menos que Los Vengadores?Menos. ¿Más o menos que Batman Begins?Menos.Entonces, ¿merece la pena ir a verla? Desde luego.

No obstante ya te digo que, al igual que en los comics, el punto fuerte de la historia está en el lado humano del personaje. Las peleas... espectaculares. La banda sonora... épica, aunque resuena demasiado en nuestro recuerdo; suena a ya escuchada. Los efectos especiales...ni los menciono.

Habría que quitar un par de diálogos y un par de licencias que se toman en el guión, licencias que afean bastante el resultado final.

Por contra, una brillante elección del protagonista, una vieja cuenta saldada con el personaje de Lois Lane, un correctísimo Lauren Fishburne en su papel de Perry White, escenas en las que se muestra dónde aprendió Clark a actuar como un héroe, metáforas tomadas del cristianismo (al igual que en la más brillante de las películas que se han hecho  y  harán sobre Superman)  y, para mí lo mejor, ver el lado menos controlado y pleno de ira que rara vez se muestra en los comics del Hombre de Acero, que contribuye a  humanizarlo y a hacerlo más creíble. Sin olvidar a  Michael Shannon en el papel del villano General Zod.

Pero, como ya te he dicho, me cuesta ser objetivo con El Granjero, así que mis dos acompañantes (corrijo a petición de una de ellas, mis dos bellas acompañantes), nada aficionadas a los tebeos, insisten en que las escenas de lucha han sido demasiado largas y dan más importancia que yo a esas licencias que te he mencionado. Aseguran que la película ha sido larga aunque "el protagonista era guapo". Yo me he quedado hasta el final de los créditos, por si había alguna escena más. No ha sido el caso.

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