jueves, 6 de diciembre de 2012

Expocómic 2012: Autores o por qué Herb Trimpe ha sido, es y será mejor que Simon Bisley.

A lo mejor es que yo ya estoy mal acostumbrado, pero cuando un fan es capaz de hacer cola durante dos horas para conseguir un dibujo realizado por su ídolo, lo menos que espero es que no se le intente tomar el pelo. No me malinterpretéis, por encima del  tío de la cola (ése muchas veces soy yo) o sus deseos de obtener el dibujo/saludo/foto/autógrafo de su autor favorito siempre debe primar el respeto hacia el artista. Sin embargo, hay cosas y casos que claman al cielo.











En una pasada entrada de éste vuestro blog(http://jesuswatchesthewatchmen.blogspot.com.es/2012/10/simon-bisley.html ), comentaba mi anterior  y única experiencia con Simon Bisley y su primera visita a Expocómic. Y claro, cuando el sábado por la tarde me doy una vuelta por la Nave 16, centro neurálgico de esta edición, para ver si Herb Trimpe puede aún  firmarme la primera aparición de Lobezno en un cómic, no puedo más que quedarme a atónito con el dibujo que sostenía un fan con mirada perpleja, y que os muestro bajo estas líneas.




No, no se trata de una broma. Resulta que, según me comentó el propietario de esta bazofia, el Sr. Bisley, habiendo cumplido ya (o eso creo, porque no sé a qué hora se presentaría) con el horario establecido por la organización para firmas y dibujos, ya sin apenas cerveza  en su última lata, decidió que se iba y que no atendía ni a un fan más. Fue el único en levantarse de la mesa de autores; los demás, muy gentilmente y, la verdad, sin ninguna obligación de continuar, se mantuvieron allí apurando los minutos restantes hasta el  comienzo de la siguiente actividad programada en esa zona y  que los obligaba a marcharse.

  

Las personas somos muy libres de atender nuestras obligaciones como nos plazca; si el Sr. Bisley estaba cansado, pues muy bien. Pero si, por la razón que sea, decides quedarte un minuto más, no es de recibo que realices unos trazos incalificables, sin mirar el folio y mientras dialogas con otra persona. El resultado, a la vista está.

Y, como me niego a dedicarle un minuto más a este individuo, no quisiera escribir otra línea  sin agradecer una vez más, los esfuerzos, la simpatía e, intentando ser justo, la paciencia exhibida por tantos y tantos autores, que aparcan sus vidas durante unos días para atender y  hacer felices a un grupo de fans que tenemos la suerte de poder desplazarnos hasta el Salón de turno para poder llegar a conocerlos. Artistas como Salvador Larroca, David López, Juan Díaz-Canales, El Torres o Enrique Vegas ...y tantos y tantos que nos hacen el honor de dedicarnos su tiempo que, al fin y al cabo, es la mayor de las posesiones de un ser humano.
Son atentos y educados y, lejos de refugiarse en la coraza, a veces indestructible, que la fama y el reconocimiento a su obra forja a su alrededor, se muestran cercanos, cómplices con nuestros gustos y aficiones, y nos hacen partícipes de su experiencia vital, para conseguir que nuestros sueños se hagan todavía más grandes y nos ayuden a sobrellevar las propias limitaciones a las que nos someten a veces las circunstancias.


Personas que, como Herb Trimpe, lejos de retirarse a un cómodo lugar para disfrutar de su bien merecido descanso, llevados por un alma todavía joven e inquieta, pero a la vez equilibrada y sabia, no experimentan la pereza de quedarse en sus hogares y se molestan en cruzar el océano para compartir unos  momentos con aquellos que, a través de  una buena historia,  somos capaces de sentir un instante de comunión entre nuestras almas.
Quizá, todo esto de lo que te estoy hablando te resulte extraño o lejano.Pero si en ti, amigo mío, reside la verdadera simiente de un  aficionado al cómic, no tienes de que preocuparte. Solo es cuestión de tiempo el que lleguemos  a entendernos.

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