sábado, 18 de agosto de 2012

"Adios, Alfred" (Batman: The Dark Knigth Rise)


Ayer fui al cine. Como viene siendo habitual, pasa bastante tiempo entre el estreno de la peli que quiero ver y el momento en que la veo. Tiene sus ventajas: la sala no está tan llena, puedo verla sin el furor de la campaña de marketing, ...en fin, hay bastante tranquilidad en la sala.

La verdad es que nadie me había hablado muy bien del film y, desgraciadamente, entiendo por qué. No es que me pesara el haber empleado tiempo y dinero en ella, pero se esperaba algo más; máxime siendo el final de una trilogía y habiendo establecido su duración en dos horitas y media.

Demasiadas licencias "adaptadas" del cómic y escenas inverosímiles, si conoces concienzudamente al personaje. Esto os lo dice alguien que se ha llegado a acostar preocupado por la salud mental de Bruce Wayne/Batman cuando Greg Rucka lo llevaba hasta el límite al final de su etapa en la franquicia. Éste es el auténtico poder de una historia bien narrada.

Sólo se me ocurren dos situaciones en que Bruce Wayne hubiese pronunciado las dos palabras que dan título a esta entrada, y ninguna de ellas se corresponde con lo ofrecido en la pantalla. La interpretación de la totalidad del reparto resulta mediocre , con las siempre honrosas excepciones de Gary Oldman, Morgan Freeman y Michael Caine, éste último pese a un guión que le exigía sobreactuar. Las escenas de lucha , nada del otro mundo. Y del "manejo" del reactor nuclear ni hablamos.

En la parte positiva, a veces podemos encontrar escenas que recuerdan un poco a la serie Gotham Central, también el intento de incluir en la historia el interesante planteamiento de "Tierra de Nadie", etapa en la que, como bien sabes, la ciudad es abandonada a su suerte por parte del gobierno de la nación y poco más. En definitiva, un poco floja para haber tenido tan dignas predecesoras.


No hay comentarios:

Publicar un comentario